22 Julio 2014

Una base segura

Primero, tenemos que preguntarnos: ¿qué es un buen suelo? La respuesta puede parecer demasiado obvia: un suelo limpio, liso y sin grietas o agujeros; y, por supuesto, con una larga vida útil. Cierto… pero la realidad requiere una investigación más detallada. Empecemos echando un vistazo a los componentes que forman el almacén. ¿Qué tipo de productos hay almacenados? ¿Los vehículos se conducen tanto fuera como dentro del almacén? ¿A qué altura se almacenan los productos? ¿Qué técnicas de almacenaje se usan? En otras palabras, la logística del almacén determina qué tipo de suelo es necesario.

¿Cuál es el tipo de suelo más común? Bien, la inmensa mayoría de los almacenes utilizan suelos de hormigón prefabricado. La carga máxima que pueden soportar depende de lo que haya debajo: ¿se construyó el suelo sobre una base de arena, barro o incluso un material más blando? En el último caso, el suelo puede reforzarse utilizando pilones que transfieren las fuerzas a capas permanentes más profundas. Si se tiene un suelo con una capacidad de carga estándar, será necesaria una inversión enorme para volver a colocar todo el suelo. Así que, definitivamente, sale a cuenta hacerlo bien desde el principio.

A posteriori, actuar con conocimiento ayudará. Por ejemplo, en vez de utilizar estanterías de palés que alberguen tres palés en un par de traveseros, se podrían utilizar traveseras más cortas que alberguen sólo dos palés. Esto aumentará los costes, pues se necesitarán más estanterías, pero es más económico que instalar un suelo nuevo.

Tener un suelo verdaderamente liso es todavía más importante si se están elevando mercancías por encima de los siete u ocho metros de altura; con una carretilla de mástil retráctil, por ejemplo. La tarea de retirar productos ya es suficientemente exigente, pero unos suelos desnivelados pueden tener consecuencias negativas mayores de las que se piensa. Cuanto más alto se yergue el mástil mayor es el riesgo de que se balancee, lo cual ralentiza la operación de forma inaceptable. Un suelo malo también puede obligar a reducir la velocidad de trabajo de los vehículos, aumentando costes.

En resumen, la uniformidad del suelo de un almacén es vital para desempeñar operaciones logísticas seguras y eficientes. Un suelo que no esté liso no sólo altera la actividad, sino que también puede afectar a la seguridad del conductor y a la vida útil del equipamiento del almacén. Por último, los tipos de productos que se manipulen determinarán la lisura requerida en el suelo. En el otro extremo de la balanza, no olvide que un suelo que es demasiado bueno para el uso que tiene sólo quiere decir que se ha hecho un gasto innecesario.

Cumplir los estándares

Hay un par de estándares que ayudan a las empresas a alcanzar el nivel de uniformidad del suelo que asegure la seguridad en el almacén, y que prescriben su nivel de tolerancia. Los Almacenes de muelles altos, obviamente, requieren márgenes de seguridad más estrictos que las instalaciones de almacenaje masivo. Hay una gran variedad de estándares por toda Europa. Los Países Bajos prestan especial atención a las normas NEN 2747 o DIN 15185. En el Reino Unido, ha sido muy influyente el Concrete Society Technical Report (TR) 34. Esta guía para el diseño y construcción de suelos industriales de hormigón ya va por la cuarta actualización. En Bélgica, la norma es WTCB TV 204, que deriva de estándares básicos europeos como la norma EN 15620. Y hace tan sólo dos años, la alemana VDMA publicó una nueva directiva sobre este tema y subió el listón de la calidad aún más. Países como Francia, Italia y España siguen la norma generalmente aceptada DIN 15185 o los más detallados estándares TR84.

Ciertamente, sale a cuenta que un profesional revise su suelo, y también pedir consejo sobre qué estándar cumplir. Lo ideal sería hablar con una empresa imparcial que pudiera aconsejarle sin partidismos sobre sus necesidades.

Mejorar el desempeño de un suelo de hormigón ya existente

Rick Seppen, director ejecutivo de una firma holandesa de consultoría de suelos — Buro Vloeradvies®— nos explica cómo mejorar un suelo sin tener que reemplazarlo: “Básicamente, hay dos formas de mejorar la lisura de un suelo ya existente. El primer método es extender una capa sobre el suelo existente. Una capa que podría ser de hormigón Spramex de al menos 5cm de espesor, o una capa sintética con un mínimo de espesor de 2mm.

El otro método —continúa Seppen— es triturar el suelo. La intensidad del triturado depende de la diferencia entre la situación actual y la deseada. Este procedimiento puede variar desde lijar algunos baches aquí y allá, hasta utilizar maquinaria pesada por todos los pasillos”.

Además de reforzar el suelo, también sale a cuenta echar un vistazo a dos asuntos más. Primero, hay que prestar especial atención a las características adicionales o especiales que puedan tener nuestros vehículos. Por ejemplo, algunas carretillas apiladoras pueden incorporar brazos de apoyo extra para aumentar la estabilidad. Otro ejemplo es el Active Sway Control (ASC) que puede ser instalado en las carretillas de mástil retráctil de Cat®, y que minimiza el balanceo del mástil cuando se elevan palés en los niveles más altos.

La otra contramedida a menudo olvidada es limpiar los suelos con regularidad. La existencia de restos y suciedad sobre el suelo del almacén no sólo es un desastre, sino que puede originar situaciones inseguras. Papel, aluminio y piezas rotas de palés pueden resultar resbaladizas y también pueden generar problemas técnicos en su equipamiento de manipulación de materiales. El aluminio puede enredarse en los ejes. El polvo y los trozos de papel pueden bloquear la refrigeración del motor. Las ruedas pueden dañarse. Y finalmente, diferentes objetos podrían estar transportándose por todo el almacén y dañar su suelo. Así que limpiar los suelos previene tener que repararlos en el futuro.

El único momento en que la elección del tipo de suelo acapara nuestra atención es normalmente cuando un almacén se está construyendo. Sin embargo, hemos visto que las condiciones del suelo pueden tener una influencia considerable en las operaciones del almacén, así que vale la pena revisar su estado de vez en cuando. Las circunstancias cambian con el tiempo, y el consejo de un buen experto externo siempre es un gasto que se paga solo.

Gian Schiava

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